RUINAS
En la parte noroeste del monte, y ocupando una longitud de 50 metros aproximadamente, se encuentran imponentes acumulaciones de piedras, pilares, espaldones, arcos y barbacanas: son las llamadas ruinas del monasterio nuevo, edificado entre los siglos XII y XIV en el momento de máxima expansión de la comunidad monástica.
El grandioso edificio de cinco pisos, al que se añadió hacia el norte, una nueva construcción que terminaba con la denominada Torre della Bella Alda, se arruinó a causa de seísmos, guerras y abandono. En toda la zona de las ruinas se realizaron obras de restauración, conservación y accesibilidad durante los años 1999-2002. Entre las ruinas del monasterio nuevo se distingue una casita construída a finales del 1800, utilizada por el ejército como estación para el telégrafo óptico. Este sistema, utilizando el alfabeto morse, y emitiendo rayos de luz, permitía la transmisión de mensajes y la comunicación entre Turín y las fortalezas militares de la Triple Alianza.
TORRE DE LA BELLA ALDA
La pared perimetral de las ruinas termina con una torre que se asoma al precipicio del monte: es conocida como torre de la bella Alda, y toma este nombre de una leyenda. Se cuenta que Alda, era una joven aldeana que llegó a la Sacra para rezar contra los males de la guerra; desgraciadamente es sorprendida por soldados enemigos, e intenta huir de ellos, pero no encontrando otra vía de fuga, se lanza al vacío por el barranco invocando la ayuda de San Miguel y de la Virgen. Se salva y permanece ilesa en el fondo del precipicio.
Sin embargo utilizó mal este favor celestial: por vanidad y dinero cree poder saltar una segunda vez y ofrece repetir el vuelo a los incrédulos aldeanos, pero encuentra una muerte horrible donde antes había encontrado una inesperada salvación.
El histórico Gallizia es el primero que en el 1699 habla de la leyenda y parece que el hecho sucediese en su época, de hecho escribe:
“ todo esto nos contaban los ancianos que eran coetáneos en los años en los que esto sucedió”.
